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martes, 2 de noviembre de 2010

DAME

Dame una mirada...Yo te doy mis ojos brillantes por ti
Dame una sonrisa...Yo te doy mi felicidad perpetuada cuando tu estas
Dame tus pasos...Yo te doy un camino con destino al cielo
Tócame una vez...Yo te doy mis manos para protegerte de la soledad
Dame tus penas...Yo las colecciono y te las devuelvo en una cajita convertidas en alegrías
Dame tu llanto...Yo te construyo un mar de sueños para que soñemos los dos
Dame un momento...Yo te regalo mil atardeceres a tu lado con el sol de testigo
Dame una palabra...Yo te doy un TE QUIERO susurrado al oído
Dame un suspiro...Yo te doy mi aire para respirarlo contigo
Dame un latido y un pedacito de tu alma...Yo te doy mi todo mi corazón y mi vida enamorada.


lunes, 25 de octubre de 2010


CONFESIONES DE UNA NINFOMANA


Natalia Alarcon

El día que perdí mi virginidad empezó siendo uno de los peores días de mi vida, pero termino siendo el día en que conocí el enorme placer del sexo.

Todo empezó con un no sé, la indecisión al decidir si quería tener mi primera relación sexual con un amigo de mi hermana 8 años mayor que yo. – ¿quieres tener sexo? Me pregunto él, - No sé. Le respondí, para el eso fue una respuesta afirmativa. Con fuerzas tomo mi cara y comenzó a besar todo mi cuerpo, comenzó por mi cuello, en ese momento me excite, pero cuando empezó desesperadamente a quitarme la ropa, uní todas mis fuerzas para oponerme, me había arrepentido, pero ya era demasiado tarde, Antonio estaba demasiado encendido para dejarme virgen. El saber que me oponía lo excitaba mas, me tomaba las manos con fuerza, me quito la ropa a la fuerza, yo solo lloraba y le rogaba que no siguiera, ya no era excitante, era agonizante, pero entre más me oponía parecía gustarle aun mas.

Antonio me tapo la boca para que no gritara, y sin ningún tipo de preámbulo me penetro, de la manera más basta y salvaje que pudiera existir. Sentí un profundo dolor y la impotencia de no poderme desprender, me desgarraba el llanto

- ¡Ya por favor detente! Le gritaba, envuelta en un mar de lagrimas

- ¡Cállate! Después me lo vas a agradecer

Lo que nunca pensé fue que esas palabras tuvieran algún sentido, pero hoy lo entiendo, y le doy gracias por permitirme conocer una de las maravillas del mundo, el sexo.

- ¿Te gusto? -Me pregunto.

Asqueada, solo lo miraba con odio, tenía unas infinitas ganas de matarlo, antes que pudiera responderle, se levanto, se abotono sus jeans y se fue, dejándome tiraba en el piso y con una sensación aun peor. Sentía que quería más, pero no lo podía tener porque mi autor se había marchado.

Empecé a sentir unas cosquillas extrañas que provenían de mi órgano genital, cada vez que me acordaba de cómo Antonio me había hecho suya, las cosquillas incrementaban, y el deseo de tocarme se hizo latente, quería que Antonio regresara y lo hiciera otra vez.

De mi virginidad solo queda el recuerdo, Antonio había creado un monstro sediento de sexo. A él no lo volví a ver jamás, mi hermana me dijo que se había ido a vivir a España, me imagine que creyó que lo iba a delatar y decidió huir, lo que no se imagina es que todas las noches venia a mi mente el momento en que me violo, deseando que pasara otra vez.

Tengo que confesar que soy ninfómana, no paro de tener sexo, lo hago alrededor de 5 veces al día y con diferentes personas, ya hasta siento que se me están acabando los hombres. Lo he hecho en el baño, en el ascensor, en un salón de clases, en la cocina, hasta en el cine. Siento un deseo insaciable que nada lo puede satisfacer por eso siempre busco más y más, no me canso, ni me arrepiento. Sé que estoy enferma pero no me importa. Mis victimas han sido policías, primos, amigos, tenderos, niños, profesores, y un monaguillo, he probado de todo y creo que aun me falta.

Mi mama dice que necesito ayuda, y tiene razón pero buscarla no está en mis planes, me lo dijo cuando me encontró en su cama con el hijo menor de su mejor amiga que apenas tiene 13 años.

- ¡Me das asco enferma! Me grito llorando

A lo cual no le preste atención, le mostré el dedo medio y continúe con mi labor con Josecito, quien parecía estar en las nubes con su primera relación sexual con alguien 4 años mayor que él.

Tengo Sida, ya no tengo casi fuerzas para tener sexo, pero aun así lo sigo disfrutando, nadie sabe que tengo esta enfermedad, si lo digo al mundo creo que nadie querrá tener sexo conmigo, de solo pensarlo me dan ganas de matarme. Prefiero morir antes de dejar de fornicar, nadie lo sabe. Mi mama me ha dicho me ve extraña. – Verónica te ves muy pálida, pareces enferma – me dice mi mama – Mama son tus ideas, yo estoy perfecta. Le respondo cuando comienza a atacar.

Sé que estoy infectando al mundo, pero mi nivel de humanidad no es tan grande como mis deseos de sexo. Soy ninfómana sí, tengo sida, también, se que moriré, pero moriré haciendo lo que más me gusta, moriré teniendo sexo.

domingo, 18 de julio de 2010

Barranquilla sabe a Frozo Malt.



Por: Natalia Alarcón

Barranquilla, 1936, un incandescente sol se apoderaba de la ciudad, encubándola en un horno de más de 38 grados, el calor inminente se apropiaba de los Barranquilleros provocando que estos derramaran grandes gotas de sudor. Ese calor implacable solo se podía apaciguar con una cosa…una copa de helado. Gracias a Dios ese mismo año nació la Heladería Americana, una heladería sin igual, no es negocio, es tradición, es historia, es pasado, es mi vieja Barranquilla, ciudad portuaria que recibe el impactante abrazo del mar Caribe, a orillas del río Magdalena y es allí, bajo ese hermoso paisaje Caribeño donde nace la histórica heladería Americana.

Cuenta la historia que a Barranquilla llegaron dos Griegos Nicolás Angelogeanopoulos y Andrés Aristidu, el último de ellos un mesero experto en helados en nueva york, imaginando que no habría mejor ciudad para abrir una heladería que la calurosa barranquilla, decidieron inaugurar la Heladería Americana, inicialmente con el nombre de luncheria americana, ubicada en la calle 35 con carrera 41 en una hermosa edificación tipo republicana, un restaurante tipo dinner. En vista del éxito y en virtud de sus conocimientos Aristidu decidió abrir su segundo negocio “La heladería americana“, por solicitud de su clientela se mudaron a la calle 72 con carrera 43, ampliando y diversificando sus productos así comenzó este negocio, que sin imaginarlo se convirtió en uno de los restaurantes más reconocidos y tradicionales de la región. Su especialidad, los helados artesanales, repostería y pastelería.

La heladería americana es una de las empresas más antiguas de producción de helado artesanal no solo en barranquilla sino en el país, este negocio fue el primero en darle el toque frio a la cálida ciudad que bien necesitaba ese aire refrescante que solo lo produce un delicioso helado.

Disfrutar de un helado en la heladería americana, significa saborear la historia, son los sabores de una Barranquilla triunfadora e innovadora, sus helados son una explosión de emociones colores y sabores, pues la diversidad de los mismo son infinitas. Desde la copa americana, el peach melba hasta el conocido banana Split, son algunos de los sabores que cautivan los paladares de lo barranquilleros cuando visitan la heladería americana.

Aristudi buscaba algo especial, algo que representara a su heladería y fuera su sello de reconocimiento, quería un helado único, un helado que produjera un efecto


en el cielo de la boca de los Barranquilleros, que cautivara, sedujera y atrapara a la primera cucharada.

Tras varios intentos fallidos nació el frozzo malt, un helado con la perfecta combinación de texturas, es suave, derretido, y a la vez fuerte y congelado, hoy en día es una de las recetas mejor custodiadas del país, una incógnita para muchos es la preparación del mismo, todos se preguntan ¿cuál será el ingrediente secreto del

frozzo malt? Su nombre es la combinación de las palabras inglesas Freeze (congelado) y malt (derretido), lo que nunca puede faltar en este helado especial es su galleta al que todos apodaron “señorita” gracias a sus curvas, un frozzo malt sin la señorita simplemente no es un frozzo malt.

Antonio Mandralis Aristidu, nieto del creador, hoy socio, representante legal y gerente de la empresa, explica que “El Frozo Malt fue inventado como un semihelado utilizando ingredientes importados que llegaban en ese entonces directamente de Europa. Los ingredientes siguen siendo los mismos, aunque algunos son nacionales”.

Por más de 70 años, generaciones de niños jóvenes y adultos se han deleitado con los sabores de la heladería americana. Sus instalaciones han sido testigos de historias de amor, de peleas, reconciliaciones. Allí han nacido matrimonios que hoy aun siguen en pie, muchas amistades y familias de barranquilla han tomado asiento en sus sillas, a charlar y

a disfrutar de un delicioso helado, en sus paredes están perpetuadas años de historia, de aquellos tiempos en que las primeras citas de nuestros abuelos eran ir a comer helado a la heladería americana y hoy en día siguen siendo nuestras citas.

En el 2010 la heladería americana cuenta con cuatro puntos de servicios distribuidos por Barranquilla, continúa siendo insignia de cultura de la puerta de oro de Colombia. Esta es la tercera generación del linaje Aristudi que continúa con el negocio familiar, sin perder la tradición, perpetuando historias y cultivando cultura.

La heladería americana nos representa en la región y el país, gracias a dos griegos que llegaron un día a barranquilla se enamoraron de ella y decidieron crear la heladería americana.

sábado, 17 de julio de 2010

La fina linea entre la locura y la cordura


Era costumbre verla desnuda, vagando por las calles de su barrio al sur de barranquilla, el frio de la noche no la cohibía de mostrarse como dios la trajo al mundo, su piel se había convertido en un escudo inmune a las adversidades. Le gustaba que la observaran, pero para su desgracia nadie se atrevía a hacerlo, no era agradable para los ojos de nadie ver a una selva tropical entre sus piernas, sus senos colgaban hasta rozar su ombligo, su cabello me decía que una granada acababa de explotar en el, acabando y reventando con todo a su paso, y dejando una inmensa nube de humo.

Todas las noches Elvira se desnuda y recorre las calles de su barrio, cuentan los abuelos que hace 20 años Elvira era un mujer bella y todos los hombres querían cortejarla, sin embargo ella solo estaba interesada en uno de ellos, miguel, un maestro de obra de una construcción cercana a su casa. Miguel y Elvira se enamoraron perdidamente, su amor era ejemplo en el barrio, querían una familia juntos, Elvira sentía que al fin alguien se merecía su amor. Decidieron casarse y con el consentimiento de los padres de Elvira lo hicieron, la boda fue en la iglesia del barrio, asistieron todos los vecinos, incluso algunos que no conocían, su matrimonio fue un evento importante, algunos estaban felices, otros envidiosos. Salieron de la iglesia, con las sonrisas de par en par y los granos de arroz invadiendo sus cuerpos, tanta felicidad no la podía dañar nadie, se montaron en el carro, rumbo a su luna de miel, una noche que Elvira había esperado y soñado desde niña, era su primera vez, se había guardado para miguel, el gran amor de su vida. Llegaron al hotel, subieron al cuarto desesperados por entrar y consumar su amor, la perfección de esa noche enmarcaba sus corazones,

comenzaron a besarse con afán, a tocarse con desespero, Elvira logro deshacerse de su vestido de novia y se le echo encima a Miguel, ya completamente desnuda, parecía que todo se consumaría al fin, pero miguel se detuvo un momento, con la mirada perdida como si estuviera haciendo algo mal, como si se arrepintiera de algo, se excuso, se fue al baño y ahí permaneció unos minutos. Elvira preocupada, decidió entrar al baño en busca de su amado, para su desgracia solo encontró una ventana rota, decidió mirar al vacio, vio la figura de un hombre ensangrentada a mas de 5 pisos, se rehusaba a creer que era Miguel, comenzó a llorar, bajo desnuda los 5 pisos, desesperada y repleta en llanto, en lo último que pensaba era en el pudor. Cuando llego confirmo que su marido por alguna extraña razón se había suicidado, tanta perfección no podía ser posible, Elvira era inmune a las miradas de los curiosos que se preguntaban ¿qué hacia una mujer desnuda llorando sobre un cadáver?.

Desde esa noche su vida cambio, hoy después de 20 años Elvira tiene la esperanza de encontrar nuevamente a su esposo, al que amaba con locura, locura que se apodero de ella, cegando sus ojos ante las oportunidades, ella solo vive y piensa en encontrar a Miguel para finalmente consumar su amor. Desde esa noche Elvira se desnuda todas las noches, y recorre las calles de su barrio buscando a miguel para que le haga elamor


viernes, 16 de julio de 2010

Erase una vez...Juan de Acosta.


Por: Natalia Alarcòn

A 40 km de nuestra natal Barranquilla, existe un lugar en donde el sol parece ser más intenso que en la misma capital del atlántico. Allí, donde se cobija la calidad humana escondida en un rincón del mundo, cerca de un mar salado, tan inmenso como el cielo, cada ves mas cerca del astro sol, el cual penetra tu piel y te hace cerrar los ojos al mirar el firmamento. Un pueblo pequeño en tamaño pero grande en historia y cultura, con un clima caluroso, calor que también se refleja en la calidad de su gente.Bienvenidos a Juan de Acosta.

Quedamos de encontrarnos en el vivero san francisco a las 8 de la mañana, estábamos todos, listos para partir a este día de aventuras y travesías, nuestra jornada no pudo comenzar de mejor manera. Con la gente acusándonos de ladrones y la seguridad del centro comercial requisando nuestros bolsos, gracias a Wawy, quien llevo un bolso nuevo y no le quito el, en el momento en que pasamos por el censor, se activo la alarma que avisa que hay un ladrón dentro del centro comercial, los vigilantes empezaron a llamarse por radio y las miradas de los curiosos buscaban a wawy, el ladrón!, cuando descubrieron que éramos inocentes, continuamos nuestro camino tratando de olvidar este penoso hecho.

Cruzamos la calle a esperar el bus que nos llevaría a Juan de Acosta, no teníamos ni la más remota idea de cuál era el bus, pero nos teníamos los unos a los otros, si nos perdíamos o moríamos ese día íbamos a estar todos juntos. Un bus amarillo con un letrero grande que decía JUAN DE ACOSTA se aproximaba, ¡Ese es! Gritábamos, próximos a montarnos, notamos que al bus no le cavia una hormiga, titubeamos un poco y al final decidimos no embarcarnos y esperar uno más vacio. Para sorpresa nuestra, los buses cada vez pasaban más llenos, así que cogimos el próximo que llego. Efectivamente íbamos como sardinas en lata, de pie los unos arrecostados a los otros. Notamos que la globalización también ha tocado a los buses, ya no se escuchaba la típica canción de Diomedes, ahora es mucho más moderno, se escuchaba la nueva ola, con una canción de silvestre y a nuestro alrededor todos los pasajeros la cantaban y bailaban, empezamos a detallar el bus y notamos que el conductor es aficionado a las caricaturas o definitivamente no ha superado su infancia. El bus estaba repleto de calcomanías de los caballeros del zodiaco, Dragon ball Z y batman, no podíamos pasar por alto la imagen de una virgen, era la calcomanía que más espacio ocupaba en el bus, ¿Qué virgen es esa? Nos preguntamos, ¡esa es la virgen de los conductores! respondió Alberti, todos la miramos extrañados, por un momento creímos que era verdad, pero luego recordamos su pasado lleno de comentarios exagerados. No le creímos obviamente, a pesar de la seriedad y la convicción con la que lo dijo. ¡Esa es la virgen de los sicarios!, dijo un pasajero que no pudo ocultar sus ganas de unirse a la conversación, todos lo miramos y soltamos una risa, devolvimos la mirada a la virgen la cual sigue siendo un misterio para nosotros.
El bus cada vez se llenaba mas, había de todo, personas de todas las razas, males olientes, con perfume, niños, adultos y viejos.
De repente el bus se detuvo y el chofer se bajo dejando a los pasajeros atrapados en una ola de fogaje y calor, las gotas de sudor que derramábamos eran inmensas y el glamour empezó a pasar a un segundo plano, las mujeres se recogían el cabello, los hombres se subían las camisas, se podía observar el constante abaniqueo de las manos, intentando producir un poco de aire fresco, la policía había detenido el bus por exceso de cupo y con justa razón , luego el chofer logro hacer un acuerdo con el policía y volvió a su asiento, el chofer se sentó y presiono un pedal, el bus hizo un ruido extraño y luego se apago ¡Nos varamos! Gritamos todos, en el bus se escucho una avalancha de palabras ajenas a los buenos modales, la gente cegada por el calor, comenzó a desesperarse en vista que el bus no podía arrancar, ¡que nos devuelvan la plata! Gritaron.
El conductor se bajo y abrió el capo, pasaban los minutos y la desesperación aumentaba, la mitad de los pasajeros nos bajamos del bus, y algunos de ellos empezaron a empujarlo, estábamos en la mitad de la carretera con nada más que monte a nuestros lados, empujando un bus, hombres y mujeres no importaba el sexo ni la edad, todos colaborábamos. Gracias a alguna fuerza milagrosa, el motor del bus rugió, estaba listo para arrancar, aquellos que estaban empujando el bus estallaron en euforia, celebraron y empezaron la carrera para montarse al bus, parecía que le iban a dar un premio al primero que llegara, se empujaban y se codeaban para entrar. Cuando todos estaban dentro, alguien atrás grito ¡métele la chancleta! El conductor obedeció, de ahí en adelante el viaje no tuvo ningún contratiempo. Las canciones de silvestre ya no sonaban, pero los pasajeros pedían música, aunque corríamos el riesgo de que el bus se varara otra vez. Pasaron los minutos y entre risas, chismes y fotos llegamos a Juan de acosta.

Nos bajamos en la plaza, el sol nos recibió y nos abrazo arropándonos en sudor y calor, las personas sabían que éramos turistas, pues nos miraban constantemente, empezamos a caminar por el pueblo observando sus casas, su gente y sus plazas. En el camino nos encontramos con un grupo de hombres mayores en una esquina, estaban todos con las camisas desabotonadas y una cerveza en la mano, les preguntamos sobre Juan de acosta y nos contaron un poco de su pueblo, se notaba lo orgullosos que estaban de ser costeros. El señor David Echeverría nos hablo del cementerio municipal, según él, el cementerio más bonito de Colombia, nos comento que ahí había una pintura del maestro obregón. Eso había que confirmarlo con nuestros propios ojos, sin pensarlo emprendimos nuestro camino hacia el cementerio, mientras lo hacíamos notamos la presencia de unos hombres extraños, que nos miraban y cuchicheaban entre ellos, Sebastián aseguro ver que uno de ellos tenía un puñal en pantalón.
Tratando de ignorar este percance, llegamos al cementerio, entramos y lo que encontramos fue la majestuosidad hecha tumba, sin duda alguna uno de los cementerios más hermosos que hemos visto en nuestras vidas, la perfección de las construcciones y el ambiente del cementerio te hacían sentir orgulloso de ser costeño, llegamos a la pintura de obregón, avaluada en miles de millones de pesos, todos querían una foto con ella, era la imagen de un ángel inmenso, queríamos detallarla y analizarla pero la paranoia de diego, stefania, malory, Sebastián y foncho no nos dejaba continuar, insistían que debíamos marcharnos rápido, ya que habían visto que una moto había recogido a uno de los hombres, mientras nos miraban y le decía algo a algún amigo de él. Decidimos irnos, espantados por la posibilidad de ser atracados, mientras caminábamos de vuelta a la plaza, escuchábamos los sonidos de las motos, el cual aumentaba nuestra desesperación, y hacia que camináramos más rápido. En el camino pensando, si nos atracan se llevan la cámara, la grabadora, los celulares, el BlackBerry de Alberti, el dinero, en fin nos aterramos y por eso nos apresuramos, cuando llegamos a la plaza, nos montamos en el primer bus que había, con la esperanza de que ese bus estuviera mas vacio, no lo detuviera un reten de la policía y no se varara